Ante la radiación intensa, sobre todo en esta época del año, cuando las altas temperaturas aumentan, es recomendable evitar la exposición directa especialmente entre las 10:00 y 16:00, para evitar quemaduras, deshidratación y problemas en la piel.
Para una protección efectiva, se recomienda evitar el sol en los horarios críticos, usar ropa liviana y de colores claros, hidratarse de manera constante y aplicar protector solar de al menos FPS 30, media hora antes de salir y reaplicarlo cada dos o tres horas. También es clave el uso de sombreros, mangas largas finas y lentes de sol, así como mantener la piel hidratada con cremas humectantes.
Cuidados esenciales para el día a día
Las recomendaciones incluyen permanecer bajo la sombra o en ambientes frescos, utilizar ropa holgada y clara, y reforzar el uso de protector solar incluso si el día está nublado. La hidratación es fundamental: se debe beber abundante agua, aunque no se sienta sed. Tras las duchas, es aconsejable aplicar cremas para evitar la resequedad de la piel.
La alimentación también juega un papel importante: se sugiere consumir frutas y verduras ricas en agua —como sandía y melón— para reponer electrolitos, y evitar comidas muy pesadas que puedan aumentar la sensación de calor.
Atención especial para los niños
La piel infantil es más sensible, por lo que requiere cuidados adicionales. Se recomienda utilizar protector solar de alto factor, gorros y camisetas para cubrir la piel. En el caso de los bebés menores de seis meses, no se debe permitir la exposición directa al sol bajo ninguna circunstancia.
Además, nunca dejar a un niño ni a una mascota dentro de un vehículo estacionado, ya que la temperatura interna puede elevarse rápidamente y generar un riesgo grave.
